Ni Venecia, ni Vietnam

poema de Naiamok

Hay personas a las que les sería un lujo vivir en Venecia, en la bahía de Ha-Long en Vietnam o simplemente vacacionar en esas casas que están sobre el agua, despertar y ver el amanecer, pasear en góndolas, admirar sus aguas cristalinas, ver el suelo de cristal con agua en circulación.

Déjenme decirles, que vivir allí, no es nada comparado con lo que es despertar y pisar agua fría, con olor pestilente y encima, de un color con el que no lograrías distinguir que hay bajo tus pies.

Vivir en Venecia no es nada comparado como ver tus zapatos flotando por toda la casa.

Eso que se ve muy a lo lejos, no es una góndola, son mis zapatos.

Y la heladera, la heladera... qué pena.

No hizo ni un año que lo compramos.

Minutos más, minutos menos, la lluvia no paraba más.

Y te cuento algo romántico e insuperable.

Despertar en una maravillosa habitación bajo agua, a la luz de las velas, porque ni siquiera la luz pudo quedarse más tiempo, con todo el diluvio que caía.

Ni Venecia, ni Vietnam, se comparan con despertar y ver todo flotar.