Sin cuerpo, sin nombre.

poema de Srakkin

Se alzan las piezas sobre la atmósfera, incluso tapando la arrebolada del Sol y los millares de centellar con mensajeros de polvo, muerto el misterio de la luz y el tiempo. Muerto que quede todo el suelo donde pisan sea aire, tierra o mar ¿De dónde proviene tanto poder? Será de ingenuos y en realidad carecemos de fuego e ingenio, sea blanco o negro; trigueño o amarillento, piel canela o beige, eres suelo, usando los dientes para escarbar el cielo y las manos para escalar el suelo, agonizantes crecientes, agonizantes inconscientes, como la tierra, aparente en lo inerte pero tanta vida que posee. Ellos allá arriba juegan al monopoly, sólo ellos tienen, sólo ellos venden, sobre el cielo se pueden ver sus pies ¿Acaso serán inmunes al espacio y al tiempo?

En la tierra se posan delicados y sutiles, aunque sangrantes y arrogantes, tan hilarantes y tan dementes, los reyes y a sus costados los secuaces, los que piensan; los más arrogantes, los que los defienden; los más ignorantes, los que actúan; los más desesperantes, tienen hegemonía en un reducido lugar ¡Los dioses lo han dividido todo! Ya no tenemos ningún edén, cada vez somos menos los suelos ¡Acaso no ven sus infraestructuras del poder! En una mano el pincel y en la otra el cortaplumas, no hay sueño bolivariano ni rata fuera del laboratorio, no hay quién gobierne por los otros para bien, no hay quién los dioses no puedan corromper ¡Resiste! Y fuiste, alguna enfermedad o bala te atravesará, qué mitologías encontrarán los que vengan en esta nueva ocasión a cruzar la odisea del amor.

Cada gobierno con su pueblo van luchando y encareciendo el frío del viento, cada país un tablero de ajedrez, derecha contra izquierda, acaso no ves que los dos tienen un rey que le rezan al mismo dinero; la huella de dios para llegar al cielo. Acá el pueblo deja de ser suelo y es un peón que frunce el ceño para mirar a otro peón, frente a frente todo el tiempo, el cinismo se hizo ciclo para el cuero y sus adentros, un bando contra otro siempre es en el tablero de ajedrez ¿Acaso no será mejor que sean tres? qué los peones se pongan al medio, ahí entre cada rey ¡Somos más! ¿Qué locura? El tablero creció como el caudal, cada blanco y negro del suelo ¿No eran enemigos estos? Esas son las leyes de dios, siempre serán dos, pueblo contra reinos. Ellos tienen las armas las almas listas para matar, nosotros tenemos el miedo y la mediocridad, ellos tienen todas las de ganar en la brutalidad y en la morbosidad, desconocernos, esa es nuestra conformidad ¡Vengan los placeres! Hagamos sin tiempo y sin mente al peón, sea blanco o negro, mujer o hombre, vengan a los placeres ¡Entréguenme su fuego y carne! Que no sean nada más que placeres… Mejor que trabajen.

Mejor sería dejar de danzar en una salsa dionisíaca que hace todo cuerpo manchar, toda sangre fluir y cada filamento enraizar, cada salpicadura al suelo nutrir… Pero sin conciencia no o el suelo vamos a destruir, una cosa es el placer y otra la estupidez. Dejemos el desarrollo ya es tiempo de evolucionar de una vez, con sus pies, sus manos, los ojos, cada sentido y el cerebro también. Hay que venirse en el paradigma que ya me huele a enigma esto de ir por una sola línea en vez de trenzar cada alma quizás y ponernos encima del cielo, mirar a dios directo a los ojos – Brillan como los míos, no tanto como los tuyos o la luna llena, brillan, si brillan, y se cristalizan de frío, se quiebran como los ríos que caen desde las montañas, son como los ojos de un niño recién nacido… Ya venía ciego, lo cegó un artificial amanecer a penas él lograba ver. Tenía miedo, no era un dios pero si el dueño del tablero, pero era el poseedor sólo por ser dios -.

Comentarios & Opiniones

Mac1965

Un placer leerte. Saludos cordiales

Critica: 
Srakkin

Muchas gracias Mac! Saludos

Critica: 
ELVIRA COLQUI

estupendo

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