Cada tiempo tiene su reloj

Las palabras iniciales diseccionan el pasar del tiempo,
las miradas le pegan menos saltos a la lectura decapitando finales eternos,
mi paladar se expande con cada contraste y tus pupilas… ellas sonríen,
sin preguntarme sin pueden vacilarme las capacidades,
si pueden acariciarme las entradas, las carcajadas.

Los pastos del parque, las húmedas bancas de madera,
tenga vida o no, desaparece junto al interés de tenerte y tocarte,
cerrar tu lomo y que se abran las húmedas mareas.

Yo no sé amarte, no tengo idea de cómo hacerlo,
es más fácil que el reloj se haga con el tiempo
a que yo te acaricie sin destriparte los pensamientos,
a que yo te acaricie sin soltarte ni un momento.

¿Jugar con mi corazón?
¿Terminar el libro?

Cierta parte de mi cuerpo no pensó
y otra te olvido, por eso pasó,
le quité el tiempo al reloj
para pensarlo mejor…
Dejé de ser eso, soy mejor.

¡Qué le vuelva el tiempo al reloj!
del error se aprendió.