Fin de mundo

Fin de mundo

En cuatro paredes confinados
ante un mal que nos precede
el humano siempre cede
donde el mortal virus devora

parece haber llegado la hora
del otro sello destapado
la humanidad portadora del pecado
en su accionar colisiona

la animadversión erosiona
los libros sanscritos abiertos
todos a la luz, descubiertos
lo que los intereses ocultan

palabras que siempre asustan
como la espada en la boca
bífida lengua provoca
la confusión de las masas

la religión en las brazas
implícita la fe ignota
son batallones de idiota
precepto de lo dignado

ahora estamos confinados
en cuatro paredes y el mundo
burbuja de lo inmundo
de los que estamos condenados

Y me preguntas si temo
y sí, temo, a tenor de lo temido
un desconocido sonido
va zumbando cuando remo

como avispas en avispero
un rumor, un desespero
que colinda sin saberlo
con temores del perderlo

amalgamas virando en el cielo
crepúsculo de vitrales deslumbrantes
a los ojos del duchado caminante
extraño, expectante, callado

pasos zigzagueantes, asustado
el rumbo preciso vacila
Damocles su espada enfila
apresto a romper la soga

humana sabiduría se ahoga
en mares de turbulencias
enfermos en sus dolencias
sienten llegada la hora

pero todo lo escrito es promesa
en la exactitud de los tiempos concebidos
una luz en el túnel de los olvidos
iluminará como un alba de esperanza

dando al hombre la templanza
de redimir todo su entuerto
sembrando semillas en el huerto
cosechando su labranza

Augusto Plasencia