Atrapado en tu ovillo

poema de kormoran

Entre sombras encontré el sol.
A través de nubes de tormenta.
Hallé nuevo valor.
Tras la lluvia te volví a ver.

Te acercabas con paso suave.
Te volvías más grande.
Alcanzando tu meta.

Dejabas atrás todo lo que nunca fuiste.
Para ser de una vez.
La reina de lo que siempre quisiste.

Me contagiabas con un fugaz destello.
Me otorgabas un beso.
Y caía eternamente preso.
De tu dulce sello.

No levantaba la vista.
Ni mis ojos ante tu resplandor.
Alejando un tesoro vacío .
Cerrando mi cofre.
Y abriendo la fuente de mi suerte.

No quise hablarte , era un reo.
De tu belleza y del momento.
Me convertiste en paciente.

En enfermo de tu presencia.
En semilla y raíz de tu presente.
Y no quise más amante.
No quise más salida del sol.
De ningún corazón.
Ni ocaso de mi razón.

Mientras me tomabas la mano.
Percibí música en mi interior.
Comencé a creer.
Sin tener que ver.
Empecé a querer sin vacilar.

Eras escuela de cariño en color.
Eras ave que regreso al alma.
Eras voz que no necesitaba pronunciarse.
Eras ya toda mi memoria.

Encendida en un segundo.
Vivida en ese gesto tan cercano.

Avanzamos unos pasos.
Y leímos en los remansos.
Del río que retornaba a fluir.
De la caricia que flotaba en el.
Del amor que nunca moriría en el mar.

Pedí más, no me consolaba.
Seguir mirando al suelo.
Y alcé la vista a tu rostro.

Una mirada fugaz.
Dejando que tus ojos me contestasen.
Que tus labios me despertasen.

Y ya no sufrí más desolación.
Ni deseo de deshacer.
El camino andado.
Pues en tu ovillo había caido enredado.