PRINCESAS

Y cuando las luces se apaguen
abandonarán los salones
hasta que no quede nadie,
nadie para observarlas.

Y entregarán sus desdoblados tobillos al mármol,
y caminarán torpes a lo largo del pasillo,
y se desprenderán de la prenda y la clase,
y se bajarán sus faldas hasta las rodillas
como el último contorno del mundo
exhalado mientras corres los dedos
sobre todas las cortinas;
y retirarán los rellenos y las medias,
y se desharán de las toallas húmedas del barro
con el que cubren sus desdibujados rostros
y se verán frente a frente
contra los espejos,
deseando ser más guapas.

Los talones se rasgarán,
como un paso torpe,
cayendo en un sueño profundo,
y dormirán tristes y en sábanas blancas;
refugiadas y solas,
creyendo que nadie las quiere.

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