Me persigues despierta

Me persigues despierta,
me persigues dormida,
tu recuerdo es un fantasma
que aparece de pronto
entre humos y espesores
de la noche diáfana,
de las mañanas frías, de la cama revuelta
y las almohadas estrujadas
estás en el agua en la que sumerjo mis pies
y que tomo entre mis manos
para crear una forma que se escapa
¿Por qué sigues apareciendo?
Es mi propia duda la que te dibuja
¿es un hábito el que te imagina?
Si nunca sentí nada
por qué tengo ahora una herida masiva
que palpita y se duele
y me duele
Las palabras, los llantos, los sonidos,
las acciones, los hubiera
se amontonan en pasadizos
cada vez más excitados y nerviosos
congestiones de espacios
inflamaciones de tejidos musculares,
espirituales, pragmáticos y cínicos
se reabsorben en dimensiones etéreas
que se disipan al menor movimiento
y yo sólo ahogo un grito
un clamor silencio de tu nombre
una esperanza en la visión
de supuestas decisiones
y caminos primorosos que caen
como estrellas transfiguradas
No soy nada
regreso de nuevo a mi lugar
a mi espacio en la sombra
acompañada de ecos
que se convierten en penitencia
cincelando poco a poco el escapulario
cerrando para siempre la creencia
y convirtiendo el agua en amarga sustancia
que alguien me diga ¿que es lo que siento?
solo son quebrantos de lamentaciones
egoísmo puro y deshonestidad perpetúa
desconocimiento del yo y realización en contemplación
sí, alguna vez hubo un guía
ahora sé que estoy perdida
por que las señales son ahora
una patética elocuencia
que valen más como elogios
y no como partes funcionales
el misterio se ha acabado
no hay nada más allá del dolor
y no significa nada

Volteo asustada petrificada

Tus palabras se disparan
se extienden en el cielo
no puedo más
no quiero más
no siento nada