ALBA.
poema de Alexander Careoga.
Tomo la decisión de matar a sus ídolos y a sus héroes, de fabricar numerosos dioses en una era monoteísta.
Respiro levemente, e hizo que una burbuja lo envolviera en una perfecta drogadicción.
Que el aire quedo lo llevara al recinto de los cielos.
Que se suspendiera en las cálidas horas de verano.
Que la vieja radió de pila cuadrada lo emancipara y que en su viejo y desgastado estuche de guitarra, encontrará un verdadero paisaje hermoso en donde morar.
Que en cada broche que abriera de ese estuche, fuera una sorpresa de muerte, un acertijo de por vida y un atajo a la ignorancia risible.
En uno de esos, donde sorprendentemente se encuentra algo de paz.