Te quiero con bozal (Epístola)

poema de Aldhair

Nunca se me ocurrió escribir prosa, me dediqué solo al verso. Hasta que llegó el momento en que, contra mi voluntad, mi inspiración se había esfumado. Ya no sale de mí, aunque sea, un pareado o al menos un terceto, mucho menos un verso libre. En vez de ello, me salió un escrito, una epístola la cual ya cayó en las manos correctas... en las manos de la persona a quien fue dirigida.
Es más, no encuentro mala idea el hecho de hacerse público. Quizás alguien se identifique con tanta verbosidad aquí explayada.
Sobre todo esto no es para ser copiado sino para ser sentido o para ser tomado como ejemplo de lo que es querer con bozal.
Cada quien elige como sentir y como expresarlo, sea escrito, hablado, telepáticamente o con la sola mera compañía de un yo que mira y no puede decir nada.

————Viernes 21 de agosto————
Hola, quizás me estés leyendo mientras yo estoy frente a ti mirándote, o quizás no. Aunque sé que, para el día en que te entregue esto, te habré obligado a que lo hagas frente a mí. Y como no soy adivino, en caso que yo no esté mirándote leer esto, te diría que me hubiese encantado estar frente a ti. Pero, en caso sea lo contrario, mírame (al menos de reojo).

¿Las cosas pasan por algo?
Me lo he preguntado. Muchas veces. Y muchas veces me dije que no. No pasan por algo, solo decimos eso para esperanzarnos de las desgracias que nos pasan y para reafirmar el toque místico a algo bueno que nos haya pasado. Recuerda, las cosas pasan y las pasas cosan, así de simple es.
Pero el azar existe. Y aunque todo me parezca una casualidad, fruto de los hechos que sucedieron en mi vida, he de decir que, sea en parte casual y en parte a causa de aquellos hechos, te conocí.

¿Por qué tienes que leer esto?
Mera expresión mía. Y cuando digo "expresión", no me refiero a un simple sustantivo sino a, también, un verbo: ¡Expresar!
Por ahí escuché que: "Tú, como la flor, necesitas de riego para no marchitarte". Sin duda, una comparación poética, un símil. El riego son cada gota de "Te quieros" expulsados por la boquilla de una regadera, es decir, yo.
Inmediatamente, luego de escuchar eso, vino a mi mente, como corriendo, tu recuerdo, tu nombre, tu rostro. Recuerdo cuando te decía cada día lo bonita que eres para mí. Y ¿Sabes?, sigo teniendo en mente desde hace ya varios días decirte lo hermosa que eres para mí. Lo importante que eres. La gran persona que me resultas ser. Que me alegra el hecho de poder conocerte y que quiero conocerte más (aunque eso supone un problema para ambos -imagina aquí un rostro con expresión irónica).

Pero... pero siempre hay un "pero". Tengo miedo... miedo de halagarte, de pedirte un abrazo (un abrazo sin porqués, solo con sentimientos), de decirte cuanto te aprecio, es más, a veces camuflo el "te aprecio" con un "me importas", una mejor manera de no sentir tanto miedo a cualquier reacción tuya.
Es lo malo, el simple hecho de no saber como reaccionarías me da miedo, miedo a cómo me sienta. Y eso es lo malo, el hecho de tener miedo hace que uno pierda oportunidades que quizás le hagan feliz.

¿Haz escuchado esta frase?
"No siempre debes esperar ver para creer, a veces tienes que comenzar a creer para poder ver".
La frase es simple, pero esconde un gran significado. Me refiero a tú y yo, o quiero decir, a tú con yo (debes saber a qué me refiero).

¿Sabes que me gustaría?
No tener miedo. Empezar a creer... creer en mí.
Y como todas las cosas, se debe de empezar en algún punto en la vida.

Por ello quiero comenzar, ni luego de leer este escrito, ni antes, en este punto:
"."
Puedo empezar a querer, y no, no es un querer tan fantasioso derivado de mis tantos poemas que muchos tildarían de "alejado de la realidad", sino un querer como tal, sin versos, sin misterios, sin segundos significados.
Simplemente un te quiero por lo que eres, por lo que causas en mí y por lo que puedes llegar a ser.
Un te quiero maduro, que con el tiempo puede mejorar y que lo hará.
Un te quiero de gracias por acompañarme, por aguantarme y por seguir haciéndolo.
Un te quiero de te quiero en realidad, ni te quiero menos ni te quiero más, ni poco ni mucho, así sin más, te quiero.
Ni te quiero como compañera, ni te quiero como amiga, ni te quiero como amante, ni te quiero como esposa. Te quiero sin apellidos, sin etiquetas, un te quiero revolucionario, un te quiero contestatario que rompa paradigmas.
Un te quiero sin miedo, es decir, un te quiero utópico. Porque no hay un querer que no lleve si quiera una migaja de temor.

Y aunque tenga miedo porque sé que estás leyendo esto, y no sé cual será tu reacción (porque, déjame decirte que, lo realmente excitante es lo espontáneo, lo que no sabemos, lo que no prevemos, lo que no es mecanicista) al menos, ya lo dije... o lo he escrito.
Quiero acompañarte y que sepas por quinta o por enésima vez, que estare ahí contigo aún si estamos en conflicto. Y que no pedi que me importaras, ni que llegaras a ser lo que eres para mí, pero como muchas cosas en la vida, no lo pides pero lo tienes, y es cuestion personal como aproveches eso.

Y yo, dejando de lado todos mis miedos: Te quiero.

Comenta & Vota