Terruño de nada.

poema de Erasmo

Eres el terruño de nada,
en donde me guarezco,
así,
camuflando mis nenúfares,
olfateando el obscuro
mar de tu poema.

Este es el primer fulgor,
lo que nada cambia,
pero engaña a cualquiera,
desde el sinuoso café
desbordado del alba.

Tierra cabizbaja
de conquistadores ciegos,
tierra exuberante
de anclas vencidas.

Ya no quiero más,
no quiero más.

Tu desolación oída
de trapecios indolentes,
tu sexo solitario,
tu partida.

Ya la sangre bulle
en la cosmogonía,
ya el nombre se rompe
en la hoja olvidada.