Sátira en mí.

¡Ay sy ay que siempre lloro!,
fuese un lago
fuese un moro,
¡ay ay ay que siempre lloro!.

Y en mi tonta liquidez,
se promete languidez
que hace doler mis entrañas,
entre trastes y precisas telarañas.

¡Y siempre en mi quejica,
letanía desbordante,
se que me torno hastiante
por mi ser que despotrica!.

¡Tonto de mí lo sé!,
un vate con una musa
glotona en escaramuza
holgazana y degradé.

¡Tonto voy y tonto vengo!,
y en cada cosa me abstengo,
de acaso estar más liviano
de tanto lloro y arcano.

Si te he dado una alegría,
fue un prodigio de natura,
ojalá que en donosura
termine mi sollozía.