Un Poeta Cualquiera

¿Es la vida la desgracia más grande que encuentra el alma?
Vivir, reprimido dentro de un cuerpo mortal,
donde al amor – cual dinero-,
está prohibido para algunos.

Cada respiración es un suplicio del poeta maldito.
Viendo la mentira en la que hay que creer,
ignorando la belleza infantil
y tomando en cuenta lo ficticio del cuerpo.
Que ganas de caer, ignorar la belleza y ser parte de este mundo terrenal.
Pero, las ganas de sacar mi nombre del agua
y ponerlo entre las estrellas es más grande que la de vivir.

Vida de suplicio, muerte premiada.
La vida y el amor son sufrir, padecer, maldecir y disfrutar
Muerte premiada, deseo tu llegada plena.
Muerte, llévame más allá de las estrellas,
donde la vida de ningún mortal vale.
Más allá de las estrellas,
más allá del amor.
Para olvidar esta vida esclava,
preso de mis sentidos.
¡Oh, muerte! Libérame de amar.
La vida me hizo probar, lo que para mí está prohibido.

He amado mucho, más de lo permitido
He amado mucho, a quienes no debería
¿Por qué Dios cruel?
-Me hiciste venir-
-Me intentaste controlar-
-No pudiste hacerlo-
-Me rebelé-
-y me torturaste-

Me enviaste en un viaje,
con los ojos vendados.
De suprema niebla me rodeaste,
me muestras las maravillas del universo
y no me dejas tocarlas
¿Qué clase de Dios eres?

¡Oh, muerte magnánima!
Llévame contigo
Hazme tuyo
Libérame del cuerpo terrenal
Y llévame donde amar no esté prohibido.