EL ÁRBOL Y LA JARDINERA

EL ÁRBOL Y LA JARDINERA

Bajo la tenue brisa de una tarde primaveral,
el árbol y la jardinera se funden en una historia de amor,
el árbol parecía un crepúsculo, había perdido belleza y color,
sus ramas quebradizas no daban fruto ni sombra.
Cuando la jardinera con sus manos va limpiando
y va sembrando lo bueno, el árbol se torna sano y fuerte,
solo necesita un poco de abono, agua, y algo de aire y sol,
para crecer robusto y saludable.
La jardinera tenía que preparar la tierra y hacerla fértil,
beneficiando a la belleza del bosque,
el árbol, por sus ramas va derramando amor y ternura,
la jardinera tenía que enseñarle a volar,
a volar hacia una entrega total a la felicidad,
es una historia de secretos hermosos, en el juego del amor.
El árbol apreciaba la tibieza del sol, del viento,
de la brisa del bosque,
y de un modo casi romántico, la tenía con él.

Ambos son dos seres que se funden en un bello atardecer,
sus almas van reflejando luz por el firmamento,
existe tanto amor, que el frío del invierno
es fuego ardiente para los dos.
Entretanto, la jardinera le hablaba con dulzura
y con ternura,
con agua y sol removía la tierra, la nutría con cariño,
acariciaba su tallo, con su cuerpo lo protegía del clima,
con su cuerpo lo abrigaba del viento,
quitaba la yerba mala que crecía entre matas quebradizas,
le ponía jazmines y flores, le hablaba con palabras de amor.
El árbol tenía que morir para volver a nacer,
tenía que morir para vivir,
para vivir con nuevos pensamientos.
La jardinera le hablaba al oído y el árbol empezó a sentirse con vida,
los pajaritos trinaban de contento, el bosque sonreía,
es la más bella historia de amor que se pudo contar jamás…

Fue entonces que el árbol renacía, ya parecía lleno de vida,
el árbol sentía a la jardinera y le sonreía, sentía su calidez,
agitando sus ramas a los vientos, era feliz.
El árbol advertía el calor y el rubor en sus mejillas,
sentía la vida, vivía con alegría,
el bosque se llenaba de canciones, se llenaba de color.
La jardinera limpiaba la tierra, regaba el árbol con esmero,
sus flores y frutos las cuidaba con infinita ternura,
lo hacía con profunda simpatía.
La jardinera llegaba todos los días desde el cielo,
y desde el cielo tocaba sus ramas con cariño,
con sus manos removía la tierra,
con sus dedos retiraba la mala yerba que crecía día a día,
cuidaba sus raíces y acariciaba su tallo,
la brisa besaba sus flores, los vientos danzaban de contento.
El árbol vivía el más alegre de los sueños,
de los sueños prohibidos, son esos sueños
que hacen sonrojar a los osados, a los más atrevidos,
un día, ambos se hicieron uno y volaron hasta lo más alto del cielo…

Comentarios & Opiniones

Ray Day

Bello y reflexivo escrito en una narrativa musical y muy clara. Saludos.

Critica: 
ADOLFO FRANCISCO LIZARZABURU RECHKEMMER

GRACIAS RAY DAY POR TU COMENTARIO, ERES MUY GENTIL. MI APRECIO DESDE LIMA, PERÚ

Critica: 
Ray Day

Ofito, es muy grato leer sus obras, un abrazo desde EL NORTE, Saludos hasta su bella patria.

Critica: 
ADOLFO FRANCISCO LIZARZABURU RECHKEMMER

GRACIAS NUEVAMENTE RAY DAY POR TU GENTILEZA, UN ABRAZO FRATERNO

Critica: