La Octava Marravilla.
Dicen que hay siete maravillas en la tierra,
pero yo conocí la octava el día que tu amor me rozó el alma.
Mi corazón se inclina ante tu ternura,
porque no hay mausoleo más sagrado
que tu abrazo cuando me pierdo.
Mi alma pierde la fuerza
cada vez que sin judicios me miras.
M
ante la historia que escribes en mis silencios más hondos.
Los angeles deberian ceder su altura,
porque tú redimes con el verbo
y consuelas sin pedir nada a cambio.
Mi ser admira tu altura espiritual,
pues tú sabes lo que es sostenerse entre ruinas y fe.
Amo tu paz porque tú no vienes a pelear,
vienes a amar con nobleza,
como solo los valientes saben amar.
Ni el sol se alinea con tanta exactitud
como tú con mis emociones.
Eres un milagro intergaláctico,
amanecer en pecho ajeno, atardecer que arde sin herir,
anochecer que calma con tan solo estar.
Y cada minuto contigo
es un universo que expande mi alma.
Yo no quiero renunciar a ti, no puedo,
porque hay cosas que se convierten en hogar sin pedir permiso.
Porque tú has tocado cada fibra de mi ser en dimensiones desconocidas, has reído conmigo y me has salvado, de mis propias lunas oscuras.
Y aunque el tiempo sea cruel,
aunque el mundo nos arrastre, mi necesidad de ti
no es apego, es certeza.
Es saber que hay personas que no restan, que no duelen, que no fragmentan.
Hay personas que suman,
y tú… tú multiplicas el alma.
No quiero perder lo que me hace mejor,
lo que me eleva sin quitarme el suelo,
lo que me abraza sin pedirme rendición.
Tú, eres más que amor, eres la octava maravilla,
mi lugar imposible.
Mi eternidad posible
y aunque el universo gire y se quiebre,
yo seguiré diciendo: no quiero dejar irte.
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