Jesús, sal a mi encuentro
Jesús acompáñame,
no dejes que me extravíe.
Atento, te buscaré,
en el rostro de la gente.
Cuéntame, Jesús amigo;
qué necesita el hermano.
Quiero dejar de estar ciego;
verte en cada peregrino.
H
desde tu propio silencio;
sólo así descubrirás
como ser buen peregrino.
Enséñame a compartir;
cómo puedo transmitir
todo tu amor, al hermano,
ese que me da la mano.
Alzo los ojos al cielo,
parece que veo algo;
es un confuso destello;
¿Cómo puedo estar seguro?
No temáis, dijiste un día;
vosotros sois mis amigos;
permaneced en mi amor
y viviréis con alegría.
Peregrinos diferentes,
con lenguaje universal;
permanecen insistentes,
en llegar hasta el final.
Un entrañable abrazo,
es por todos entendido;
el afecto que yo siento,
te lo muestro sonriendo.
Todo ternura y bondad,
lo que encuentra el peregrino.
A su paso por el camino,
le muestran fraternidad.
El que quiera, que me siga;
conmigo vais a dar fruto,
os voy a llenar de gracia,
vosotros sois mis testigos.
Lágrimas del peregrino;
auténtica explosión de fe;
después de algún tiempo ciego;
ya puede ver otra vez.
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