Conciencia
...
¿Dónde te mereces estar?
en que cráneo ya dejó de pensarte?
quisiera que me revientes con gritos y sacarte de mí sien
y de mi vientre
extraer la niebla de tus ojos.
Golpear las luces de la madrugada y
empujando animales para no chocar con ellos
arrugar
el corazón para que no se sienta triste
o darte un corte de monja
para que no se respire.
Quizá lo que debe morir es el silencio
y una trompeta
algo que se esconda en la ciudad de la Roldós
tu origen violáceo, incandescencia
arbórea
tu músculo de olvido me olvidó y me apretó su luz
[Imagina la violencia que dejaste, la claridad
de los huecos,
tapando la sombra que antes se calmaba con tu abrazo
el designio remoto
del paisaje]
Una gota se desliza hacia el acantilado
el jugo de las flores
me consume en días enteros y poco humanos.
Tu viril desaparición
enluta hasta las amapolas y las uvillas.
Tiemblo llenado en aguas de melancolía
Saboreo ahora solo el sabor de los alimentos
descompuestos
resbala por mi cuerpo un golpe de conejo muerto,
en mi cadáver
se desciende en adagio ronco de un insulto
y tengo en mi
un tórax que no es mío, un lunar que no es mío.
Soy un exiliado: capitán de una tristeza enormísima.
Capturado del duelo
desterrado del delito y de la huella: furia soy
graficas al revés mis respuestas
Este es tu reino: pero aquí ha muerto un conejito.
Darélico
¿Te acuerdas de la oscuridad tuya y mía
y de muestra enfermedad que va junto de la mano?
¿Te acuerda el día que nacimos?
¿Recuerdas que finos hilos
puros: mañana de luz en el lado oblicuo de la oreja?
Goteaba sudor, sangre, licor y tardes
en la cuna
de nuestra especie y linaje de amor
Tus suspiros limaban la aspereza de mi conciencia
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