Luis G. Urbina Lubrica nox

Miré, airado, tus ojos, cual mira agua un sediento
Mordí tus labios como muerde un reptil la flor;
Posé mi boca inquieta, como un pájaro hambriento,
En tus desnudas fromas ya trémulas de amor.

Cruel fue mi caricia como un remordimiento;
Y un placer amargo, con mezcla de dolor,
Se deshacía en ansias de muerte y de tormento,
En frenesí morboso de angustias y de furor.

Faunesa, tus espasmos fueron una agonía.
¡Qué hermosa estabas ebria de deseo, y que mía
Fue tu carne de mármol luminoso y sensual!

Después, sobre mi pecho, tranquila te dormiste
Como una dulce niña, graciosamente triste,
Que sueña ¡sobre el tibio regazo maternal!

Poeta: 
Luis Gonzaga Urbina