Luis G. Urbina Hechicera
No sentí cuando entraste; estaba oscuro,
En la penumbra de un ocaso lento,
El parque antiguo de mi pensamiento
Que ciñe la tristeza, cual un muro.
Te vi llegar a mí como un conjuro,
Como el prodigio de un encantamiento,
Como la dulce aparición de un cuento:
Blanca de nieve y blonda de oro puro.
Un hálito de abril sopló en mi otoño;
En cada fronda reventó un retoño;
En cada viejo nido hubo canciones;
Y, entre las sombras de jardín -errantes
Luciérnagas-, brillaron, como antes
De mi postrer dolor, las ilusiones.
Poeta:
Luis Gonzaga Urbina