Separándose

Era triste ver cómo se separaban
dos cuerpos que
soldados al silencio
pensaban a gritos que querían estar juntos.

Se les corría con parsimonia
el color de la piel,
poco a poco desdibujándose.
La voz se les empañaba de pena.

Un seco no puedo,
iba grafiteado
en las paredes ocre
de ladrillos que se desprendían a sus pasos.

Nada más triste, que un cuerpo dividido en dos
errando por la acera
con la sucia esperanza de ser arrollado
por el olvido.