OTROS OJOS EN LAS MISMAS COSAS

No estamos solos.
El regalo de la vida y sus milagros
jamás nos abandonan.
A cada paso, estalla la magia.
El hechizo infinito
se abre generoso a los ojos.
Basta con saber mirar.
Con querer mirar!
Nos cerramos tercos a tanta belleza!
Somos jueces impíos de nosotros mismos.
Cuando debiéramos perdonarnos de verdad
ante el arrepentimiento sincero.
El que dicta nuestra conciencia,
al comprender que obramos mal.
Jueces de qué y para qué?
El que debe ajusticiarte no eres tú!
Apenas somos pequeños pecadores clamando redención.
Caminamos a tropezones por este suelo,
y muchas veces sin destino ni estrella.
Errabundos mensajeros de qué?
Podemos abrir el corazón y la mente para
buscar la respuesta!
Acaso no está ahí mismo?
Dentro de cada uno?
Cuando logramos encender esa chispa mística...
acaso no nos sonríe hasta el dolor?
No vemos con otros ojos las mismas cosas?
Una ilusión que abrigue nuestras heladas esquinas.
Un abrazo fuerte y reconfortante de todos los males.
Una palabra que caldee nuestras células congeladas
en desesperanza.
Acaso no todos buscamos lo mismo?
A eso lo llamamos felicidad!
Ese éxtasis sublime que nos convierte en poderosos.
Ese estallido inmedible que nos hace estremecer de cimientos a pensamientos.
El precio de la felicidad también existe.
Debemos pisar las tierras del dolor para reconocerla.
Acaso el postre no es delicioso porque antes degustamos sales y amargos?
Sonriamos más...
Seamos menos jueces y más empáticos.
Abramos los brazos y las manos en dádivas.
Seguramente, el retorno será tan grande
que el corazón se expandirá tanto...
que ser feliz sea la única opción.

22/06/2019