Sinfonia natural

poema de George Villen

Tras un estrecho y pendiente camino sobre la saliente de una cumbre olvidada al final de la era y sembríos, allí pegado a una pirca antigua descansa un árbol marchito
El tiempo cruel doblegó su postura e
inclinado miraba al suelo reverenciando a la madre tierra.
Sentado en tus sombras te contemplo ¡hermoso y eterno!
Revoloteas tu escazo ramaje
despojando tus hojas que caen en mi.
El silencio es la apertura para el adagio del campo, la melodia sin fin.
Tus tenues sonajas resuenan crecientes bajo el murmullo de un riachuelo cercano
Incursiona el viento como solista y el tono profundo de su canto me recuerda momentos pasados.
Trinan las aves con las notas mas altas mirando el horizonte al atardecer
Las espigas del trigal se agitan para sostener el silbido del final de la pieza musical.
¡Que hermosa obra maestra!...aplaudo desde mi platea con el señor espantapájaros, invitado de honor.
inclinado agradeces cual director de tan grandiosa orquesta..
¡Hay música por todas partes solo tienes que escuchar!