La canción del cíclope

Ensordecedor es el ruido,
de este infinito lente,
nos revertimos y creamos en la finitud de la carne,
la luz, la nada,
el destello bailando en la obscuridad, el todo.

Entre las calles pavimentadas de plástico,
nos hemos hecho ajenos,
somos cíclopes ciegos bailando una nueva canción,
a la cuál nos hemos acostumbrado
y no conocemos la letra de una melodía que no ha sido creada para nosotros.

En la fiesta de carmín,
la música se ha agotado,
fríos y angustiados,
habremos de regresar al tiempo donde todo era movimiento,
los brillos se acaban como nosotros nos apagamos,
estáticos, nos hemos desvanecido.

Cerramos los ojos,
sin festejo y sin rey,
finalmente acabamos el ciclo del todo nuestro,
a exhalar el fuego negro del adiós.