Psicología

poema de Alguien más

Me gusta decir “no le digas eso que no tiene importancia”.
O cuando imagino que le digo “sí, hemos aprendido a volar”.
A veces creo que son signos de locura.
No sé si es una locura psicológica.
A veces creo que es una deformación de la realidad.
Sí, puedo ser también positivo.
También puedo decir que es otra forma de la realidad.
Pero, finalmente, cualquier juego de frases es irrelevante.
Me sorprendo de las posibilidades y más admiro la voluntad.
Que no todo es posible no se refiere en todos los casos a nuestra limitación.
Es que también existe el no hacer por amor.
O dicho en positivo, el amor a veces limita nuestros propios deseos.
Y no es algo que uno razone o que tenga alguna lógica razonable.
No anda por los campos del cerebro.
Simplemente la acción y el movimiento van y vienen del corazón.
No hay otra forma de explicarlo y está repetido por muchos años en muchos lados.
Es simple, mucho más que lo que elabora la mente con las matemáticas.
Pero duele, tiene la formula del dolor y por que no, el de la felicidad también.
Porque ¿algún número te ha hecho empuñar las manos?
A no ser que sea porque te han pagado menos de lo acordado.
A no ser que te hayan robado.
El sentir no es así y es un misterio que la historia lo haya omitido y dejado de lado.
Con un sentir la tecnología no avanzaría, pero un sentir mueve a la voluntad.
En mi caso, si estuviese contigo, lo haría hasta desnudo en el frio polar.
No te hablo de las cosas importantes ni te sugiero nada.
Solo digo que el sentir nada tiene que ver con el pensar.
Que todo lo grande siempre es un misterio.
Dios es un misterio.
El origen de las cosas es un misterio.
El agua en la tierra es un misterio.
El nacimiento de la vida es un misterio
La propia consciencia humana es un misterio.
Y de la consciencia es de lo que te hablo.
Porque ella si entiende al sentir, tan natural como nos hace pensar.
Quien sabe si la consciencia es el espíritu santo.
Lo que Jesús dijo, podrás maldecir al padre y al hijo y se te será perdonado.
Pero, lo que no se perdona, es maldecir al espíritu santo.
La conciencia de saber que somos y que las cosas existen.
Este es el sentir original.
Todo lo demás, aunque se piense o no, es secundario.
Sentir es más inteligente que pensar, y también donde está el mayor peligro.
La psicología no esta en la cabeza, sino, en el corazón.
Por tanto, la locura que yo sufro no es mental.

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