Proceso de la vida

Nunca he pensado escribir una gran obra.
Cada escrito mío es una síntesis de lo vivido.
Como si la vida fuese un proceso de aprender.
Hoy dudo de eso.
De mi vida no dudo, es mi naturaleza querer saber.
Dudo del proceso de la vida.
Que finalmente solo es como es.
Si construiste un castillo terminarás viviendo en uno.
Si construiste una cárcel, hoy o mañana estarás preso.
Y, de todas maneras.
Sea que, en el castillo, estés solo y amargado.
Y en la cárcel, quien sabe, amado y protegido.

Porque de algún modo,
la vida nos va separando de la materia y del instinto.
Puede que este sea el proceso.
El sentir va moldeando finalmente nuestro ser.

Valientes o cobardes.
Humildes o soberbios.
Bondadosos o egoístas.
Pacientes o iracundos.
Alegres o amargados.
Comprometidos o indiferentes.
Porque estos son los sentires que nos determinan.
No son ni racionales, ni espirituales, ni psicológicos.
Profundizados por las circunstancias de nuestras vidas.
También, en parte, vienen en nuestra propia naturaleza.
Pero, definitivamente, son los caminos que fuimos eligiendo.

Finalmente:
somos lo que sentimos.
Y sentimos lo que somos.

Y esta sentencia, pese a ser tan simple,
oculta el secreto.
Sin saber si es psicología, corazón o alma.
No es psicología, los traumas y desviaciones son curables.
Del alma no puedo hablar, Dios está dentro mi gran tristeza.
Yo digo que es corazón.
Las razones del Corazón.
No se eleva al espíritu del cosmos desconocido.
Y vive espiritualmente dentro de la materia.
Donde la razón y el instinto
se convierten en un instrumento del corazón.
Espero tener la razón.