Ninguna evidencia del Niño Jesús

Me dijiste que lo de Belén nunca sucedió.
Que los paganos estaban sedientos de sangre.
Que los fariseos eran hipócritas y mal intencionados.
Yo no te creí.
Era la buena voluntad y no me comprendiste.
El salvador de los que sufren.
¿Por qué tendría que no creer en la consolación o la misericordia?
Nuevamente me repetiste, son fiestas paganas de antiguos Dioses copiada.
Que, si los Romanos saben hacer imperios, también han de saber hacer religiones.
Que eso de la estrella de Belén no son más que naves del futuro.
Yo no te hice caso.
¿Qué tiene que ver la bienaventuranza con las posibilidades de la evolución?
La felicidad de los niños y el milagro de la noche buena es que todos deseamos ser felices.
Pero no, tenías que insistir en tu oficialismo científico.
Porque si al menos son buenas intenciones, la realidad es que son una mentira.
Me lo repites con una especie de inútil orgullo.
Como una verdad kantiana, me recuerdas que nunca estará la mentira sobre la verdad.
Y tú sabes, que yo ante eso, debo ceder, claro que la verdad está por sobre la mentira.
Como un marxista utilitarista, cosa que no soy, debería aceptar que el fin justifica los medios y habría de caer yo en el misticismo, en la falsa creencia religiosa.
Tú sabes que debería ceder a tu juicio, porque no creo en la ficción.
Pero, te volví a decir que no, solo por porfía o no sé por qué.
Las razones también justifican el odio.
Las evidencias también evidencian la maldad.
La razón y tú lo sabes, también justifica lo injustificable.
No hay razón para tener fe en la razón.
Y este nacimiento del niño Jesús, da razón al amor en el mundo, sea su pesebre real o imaginario.
Porque en realidad, no me importa si Dios hizo la humanidad o si la humanidad hizo a Dios.
Igual el sufrimiento es sufrido y la bondad es bondadosa.
Nada ha perdido su valor.
Yo no confundo la realidad con mi voluntad, ni la posibilidad con mi posibilidad.
Ni porque el diablo nos mienta, deja de ser triste la tristeza.
Ni porque la realidad se imponga, dejar de ser poderoso el poder del corazón.
Porque nunca entendiste el significado y te confiaste en la evidencia, en la realidad.
Acaso, ¿no es evidente la esperanza y que sobre esta no hay ninguna evidencia?
Que la verdad y la mentira, finalmente, dependen de tú voluntad y tú intención.
Y que una buena voluntad, está libre de juicios o interpretaciones, simplemente se fundamentan en la sinceridad.
Acaso, ¿no existen las acciones del corazón?
Dime que son metáforas, ficciones o sueños ilusos.
Porque yo no sé si el niño Jesús está en un templo secular o en una iglesia pentecostal.
Yo no sé si María fue virgen o no, es una madre más amando a su hija.
Yo no sé si José hizo poco o mucho o si realmente existió, como un padre hace siempre lo que es necesario.
Yo solo sé que donde estoy ese día es Navidad.
Y la Navidad es una gran protesta en contra de la injusticia.
Una lección real de buena voluntad y de esperanza para la humanidad.
Por eso es muy difícil que me comprendas.
Claro que No hay ninguna evidencia de que nuestro niño Jesús ha nacido cada año en Belén.