Las aguas del río

poema de Alguien más

En un río viajaban las aguas.
Las H2o, convenían los científicos.
Heráclito corría tras la corriente, para bañarse más de una vez en el mismo río.
A las aguas del río nada les importa el cauce, ni por fin enfrentarse al océano salino.
Que las personitas de la orilla remen en sus bríos, ni misterio ni místico.
Inertes o presentes, las palabras siempre están demás, como evaporarse, rendirse.
¿De dónde viene, a donde va?
Preguntas que no tienen agua, finalmente se deshidratan.
Nunca se ha bebido el agua viva.
Ni que la botella sea su mejor amiga.
Inertes moléculas y presentes en las personitas de la orilla.
El manantial de la vida nunca perece y de su ausencia, provienen tierras áridas y marchitas.
Los acueductos romanos tan conocidos, como lo fueron Nerón y Calígula.
Ni nada más tonto que quien descubre el agua hervida.
Que si el río suena es porque piedras trae, ni la sabiduría escapa de su corriente.
Mientras, las personitas de la orilla reman con tanto brío.
Para las aguas del rio, no existe ni el cause ni el viaje ni asuntos químicos.
Es que como niños le ponemos ojos, nariz y boca.
Para que las partículas sonrían.
Que rían, como las personitas a la orilla del río.

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