La Desesperanza o el desanimo

poema de Alguien más

Esto es más importante.
Esto otro es irrelevante.
Considerando.
Según su naturaleza.
O simplemente, necesario.
Es más que eso, urgente.
Un grito que se da en silencio.
Ira, furia, también soledad.
Esa soledad que no necesita de nadie,
Donde no hay espectáculo, ni espectador ni actor.
Ni cine mudo.
Ni una pantalla negra.
Ni siquiera el sonido vacío de las ondas.
Así es tan fácil que un gato duerma en medio del Universo.
Que un árbol sin viento viaje por el infinito.
Así una célula nace mientras miles mueren.
Donde pasa toda la posibilidad corriendo.
La nada no existe.
Hasta un pensamiento es acontecer sin un sido.
Como a espaldas al tiempo.
Como si el tiempo esconde el no tiempo.
Se hiere el silencio con su sigilo, con su dormido movimiento.
Pensar o sentir y decirlo.
En las palabras que ciertamente levitan sin tocar nada.
Que se escudan en la lejanía y es el cuerpo quien está ausente.
Se justifican con la nostalgia, cuando, es uno mismo el que yace aquí.
Pudiendo no pudiendo.
Debiendo sin deber nada.
Esperando en vez de ir.
Ir, caminar, levantarse y no pensar, ni sentir.
¿Es ahí donde se encuentra la paz?
O perdura como una sirena engulle el ser mismo por el intento mismo.
Porque amar parece una sentencia, una cadena de sufrimientos.
No, no pido ni la fe ni el olvido ni la fuerza si eso supone no sentir.
Ha de haber en el sentir una justicia, sino divina, al menos terrenal.
Como el tiempo, la materia y el espacio pasan inadvertidas.
Queda ese sentir de migajas, de algo que fue, de otra vida en la misma vida.
No espero que después de esta noche sea mañana otra mañana.
Algo me falta, y no importa cuanto obligue a mi propia voluntad.
Ya no sé no lo que es, ni que oportunidad tiene para mí, ni como podría llegar

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