El Tao

El antiguo Tao dice:
A falta del Tao se encuentra el Amor.
A falta del Amor se encuentra la Justicia.
A falta de la Justicia se encuentra la cortesía.
A falta de la cortesía se encuentra el fin.
Dicen por ahí que Confucio visitó a Lao Tse.
Confucio se confundió con el dragón.
Es bueno ser caballero, pero, lo natural no goza de tal formula.
En el océano existe la profundidad para que sea océano.
Si no, el océano, sería un charco de agua en una pequeña aldea.
Donde los microbios pensarían que es un océano.
Donde los niños zapatean.
Todo es así de grande y todo así de pequeño.
Y los caballeros que todo lo ven bueno.
Bueno, para ellos, un mundo prefabricado.
Porque la moralidad crea la inmoralidad.
El bien crea el mal.
No hagas nada, que las cosas se harán igual.
Has todo lo que puedas, que las cosas no harán nada.
Y de las posibilidades, ninguna posibilidad, es también una posibilidad.

Por eso que Confucio de algún modo se ha confundido.
Y por eso Lao Tse busca no intervenir en la vida de los otros.
Nadie es superior a otro, implica que, nadie es inferior a otro.

Confundir individualismo con uno,
es trágico,
cómico y común.
Uno es uno,
seamos bondadosos o egoístas.
El individuo, no es tal cual,
si está formado por millones de células.
Por eso:
No hay que ser más papistas que el papa,
cuando ademas,
ellos nunca lo han sido.

Es tiempo de madurar.
Como dice el Tao:
Con la cortesía evitamos el Fin.
Y con la justicia superamos la cortesía.
Y con el Amor no existe injusticia.
Y con el Tao, el Amor ya no es necesario.
No estamos condenados a nada.
No existe el bien ni el mal.
Nosotros somos los bondadosos o los egoístas.
Y somos libres para elegir.
¿Qué existe primero, la bondad o el egoísmo?
Primero existe uno mismo y elije lo que quiere ser.
No solo somos, como dice Ortega, nosotros y nuestras circunstancias.
Somos también nuestra determinación.
No está el Universo a nuestra disposición, pero, tampoco está en nuestra contra.
Podemos hacer lo que queramos.
Y lo que queramos, también puede ser lo que debemos.
Y lo que debemos, siempre se encuentra en los demás.