Don Joel

poema de Alguien más

La amabilidad de Don Joel.
Son escurridizas las metáforas.
Necesitan de voluntad.
¿Por qué ha de tener límites el pensamiento?
¿No es suficiente con que las palabras sean finitas?

La amabilidad de Don Joel.
Los versos son infinitos.
Y ese infinito cabe en un reglón.
No se superan a sí mismos.
Son lo que son en sí mismo.

La amabilidad de Don Joel.
Porque el tartamudo también quiere hablar.
Porque el desposeído quiere pertenecer.
No infringir regla alguna.
Más, no es urgente seguir un modelo.

La amabilidad de Don Joel.
Explorando en un espejo donde los necios se reflejan.
Donde las partituras se parten y los violines quedan sin cuerda.
Ahí, corren como brujas que son, las tontas musas.
Si no existe Dios, las musas menos.
Y si Dios existe, ¿para qué las musas?

La amabilidad de Don Joel.
Queriendo que tú verso, si es beso, sea perfecto.
Que el ignorante no aprenda de formatos, ni rimar técnico.
Que con las palabras descubra cada uno su tesoro.
Con puntos, sin comas, con pequeños destellos.
Que ese verso que cae intempestivo, como rayo, ilumina la noche.

La amabilidad de Don Joel.
Donde nadie es poeta por lo que escribe.
No se es perfecto en nada, excepto en lo que somos.
Como neo-experimental, híbrido y pseudo-métrico.
Como “Ligera pocilga del musgo”.
Su bienvenida es una amable mano cibernética.
Muchas gracias Don Joel.

Comentarios & Opiniones

Dikia

Interesante reflexión.
Un abrazo

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