Carmina Burana

poema de Alguien más

CARMINA BURANA
La silla, que mala esta la silla.
El piso, que ganas de no ver más el piso.
¿Dónde está Carmina Burana?
¿Aquí?
No, solo aquí está la vida,
esta que no es de Prometeo ni de Sísifo.
Ni de Nietzsche soltando su locura o de Van Gogh quitándose la oreja.
¿Dónde está Carmina Burana?
Los gorriones salen despavoridos y los Zorzales ya no quieren bajar.
Las veredas son tan naturales como la sensación de un Dios omnipotente e inmanente.
Todo se mezcla entre la sicología y el sin sentido de la muerte.
Hasta la misma muerte muere entre los programas de televisión,
la idea más cercana de la eternidad y que no elige a nadie de manera especial.
Que para la muerte somos nada.
Que para la vida somos nada.
Que tu muerte y que tu vida son todo para mí.
¿Qué nunca más podré tenerte en mis brazos?
¡Oh Carmina Burana, no entiendo el azar!
Podría existir algo que colme nuestras ganas de ser mejor.
Tu pena es mi pena.
Tu alegría es mi pena.
Y entre tu pena y tu alegría, prefiero tu alegría, aunque silenciosa y sorda,
es la tristeza de mi vida,
esta vida anónima,
normal y tan profunda.
Mi intimidad es más pequeña que un átomo,
pero tú,
tú más grande que este Universo de Carmina Burana.

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