Casa de campo

No quiero vivir en una casa bien hecha
y bien construida
donde viven personas bien hechas
y bien concebidas
donde las alfombras son de hilo
el jardín tiene matices de un verde
pálido y oscuro,
arbustos de forma de pingüino
y cabeza de melena amplia
sin enredos, ni postizos
y las puertas son de madera pura
como el oro y la oruga
y en el invernadero las abejas
polinizan parras de uvas
bien criada y bien mantenidas.
Y el banco junto a la entrada principal
se siente más que harto de sus visitantes
más que harto de nalgas rellenas de néctar
y manjares de almidón.

Parece que los cristales de las ventanas
desconocen el musgo y las moscas no cavan
en las legumbres o la piel húmeda
de las personas bien educadas y bien
protegidas