Llegaste

Llegaste,
Y créeme que ni te estaba esperando,
Ni siquiera eres lo que estaba buscando,
Pues yo no buscaba nada,
Era sólo un simple alma vagando por la acera,
Cerrando puertas, bajando escaleras,
Cargando maletas, mirando ventanas,
Sin tiempo, sin ganas,
Quitándole días a la vida,
escapando de la suerte,
Caminando sin rumbo pero directo hacia la muerte.
Viajando con extraños,
Siendo egoísta y banal,
Probando diferentes salsas desabridas,
Con un gusto insípido y artificial.

Llegaste y de verdad,
Las luces, el cielo, los árboles, el aire,
La tierra, el sol, la oscuridad, el frío,
Todo, absolutamente todo, tenía sentido.

Ya no quiero volver a alejarme,
No quiero tener que decir adiós en cada despedida,
No quiero volver a caminar sola,
ni despertar sin tu compañía.
No quiero cantar otra canción sin ti,
Ni escribir sobre cosas sin sentido,
Tampoco preparar el café sólo para mí,
Ni decidir sobre la vida sin hablar contigo.

Y ahora, leyéndote esto de frente,
Sé qué dije antes que había sido egoísta,
Y honestamente, creo que lo sigo siendo,
Por querer que te quedes conmigo siempre.

Ay, vida mía,
¿Qué hubiese sido de mi si no hubieses llegado?
¡Te lo pregunto a ti!
¿Qué hubiese sido de mi?