Me preguntaba si nacen o se hacen...

poema de Silvia

Una niña cuidaba a su abuela en un hospital,fué a buscar una gaseosa y un tipo con un cuchillo la amenaza y la viola...
La metió en un ascensor que no funcionaba y ahí la abuso.
Es de terror ver y escuchar estos casos ahora o últimamente más con niñas o niños...
Me preguntaba si nacen enfermos o se hacen los enfermos...

No se trata de un solo trastorno,sino que son las consecuencias de múltiples factores; porque si nos empeñamos en decir que se trata de una enfermedad mental...
lo estaríamos relacionando con una o varias patol loogías de lo orgánico,mientras que un abusador tiene una patología del comportamiento.

Terminantemente no es congénito ni genético, sino cultural y conductual,
aunque no se descarten cuestiones patológicas del
sistema nervioso, solo explican el 10% de los casos.

Para explicarlo más fácilmente: supongamos que en nuestro ordenador no funciona el ventilador del microprocesador (disculpen la cacofonía).

Nuestro ordenador fallará,
no responde o se tildará. Este es un mal en razón de una falla del hardware.

El equivalente en un ser humano podría ser isquemias o tumores en la corteza cerebral frontal, o la esquiva e inasible colección de síndromes de la enfermedad de Alzheimer.

En cambio,si un virus informático, una intervención maliciosa o accidental en un programa, o un fallo en la programación hacen que la notebook se comporte de forma extraña, esto sería una falla en el software.

El cerebro y sus conexiones...
los nervios, en el ser humano es lo que se llama wetware.
En un abusador es muy difícil, aunque no imposible, que sea el causante de su comportamiento.

La mente es el mindware, que en más del 90% de los casos de los abusadores ha sufrido una intervención maliciosa.
Nueve de cada diez violadores y abusadores fueron a su vez abusados o violados de niños.

Me parece interesante tomar la definición de «abusador sexual» de la Dra. Eva Giberti:

En materia de abuso sexual –palabra que abarca violaciones, incestos, exhibicionismos, manoseos y otros ataques a la integridad sexual de la niñez– se ha creado una cartografía plana, sin registro de los obstáculos epistemológicos existentes.

Se instituye como medida única y es plana porque quienes la aplican reiteran una monótona repetición:
1) sintomatología de las víctimas: enuresis, trastornos del sueño, y otros;
2) los efectos en el futuro de las víctimas;

3) la relación de las víctimas con sus familias.
Las estadísticas informales de la Procuración de la Provincia de Buenos Aires, Argentina,

estiman que los efectos a largo plazo son menos frecuentes y más difusos que las secuelas iniciales, pero que, de todas maneras, igual pueden afectar, al menos, al 30% de las víctimas.

Los problemas más habituales son las alteraciones en la esfera sexual, disfunciones sexuales y, especialmente, menor capacidad de disfrute, la depresión y el trastorno de estrés postraumático;

así como un control inadecuado de la ira que, en el caso de los varones, es volcada al exterior en forma de violencia,
generalmente de género; y en el caso de las mujeres es canalizada en forma de conductas autodestructivas,
aunque en los últimos años se ve en las mujeres un crecimiento alarmante de la violencia.

En otros casos, sin embargo, el impacto psicológico a largo plazo del abuso sexual puede ser pequeño.

A no ser que se trate de un abuso sexual grave con penetración a la víctima, o si la víctima no sufre otras adversidades adicionales, como el abandono emocional,
el maltrato físico, el divorcio de los padres, una patología familiar grave, etc., que complica su marco de patologías del comportamiento.

Desde el punto de vista del trauma en sí mismo, lo que predice una peor evolución a largo plazo es la presencia de sucesos traumáticos diversos en la víctima, la frecuencia y la duración de los abusos, la posible existencia de una violación y la vinculación familiar con el agresor.

Así también las consecuencias negativas derivadas de la revelación del abuso, como por ejemplo, romperse la familia y la clásica puesta en duda del testimonio del menor.

Opinión personal

El derecho civil latino está tomado del Derecho Romano y los Códigos Napoleónicos que, sabemos, como es natural que fueran patriarcales.

El abuso como tal, es una especialidad masculina que en cierta forma es un atenuante artificial para lo que realmente es: una violación.

No se puede hablar de violación porque la penetración en esa niña de siete años no fue total;
el ingreso peneano no trascendió la zona vulvar donde se produjo la emisión espermática.

La salida por la tangente siempre se diseñó en favor del violador o del abusador, cuando las consecuencias de uno u otro sobre la víctima son exactamente igual de dañosas.
Se lo tiende a justificar porque es «un enfermo» y, claramente, casi nunca lo es.
O porque fue abusado o violado,
lo que no justifica la ritualización y traslación de lo que le ha ocurrido a nuevas víctimas.

La figura del abuso es un modo elegante de eludir la realidad porque, haya o no penetración, hay una violación fundamentalmente en la esfera de la intimidad de la víctima en forma prioritaria.

A eso, si ocurre, le podemos adicionar el daño físico de la penetración, pero como agravante de la violación y no que funcione a la inversa como pretendía el Dr. Eugenio Zaffaroni, quien llegó a afirmar en una sentencia que

«no ha habido abuso por haber realizado el acto con la luz apagada».

U otra aberración como la de los ex Jueces de Cámara argentinos, Piombo y Sal Lari que le echaban el fardo a un niño de seis años abusado por razón de
«tener comportamientos amanerados».

Me avergüenza que estos tres… ¿seres humanos?, hayan sido mis profesores en la carrera de abogado. Me da vergüenza.

La doctrina, con la complicidad explícita de estos jueces, intentó deconstruir las premisas ideológicas de quienes escuchan y que no ignoran quiénes violan,

pero que ideológicamente eligen no reconocer que se emplean para atenuar la responsabilidad del violador.
Los Códigos y la doctrina avalan internacional e hipócritamente al abuso sexual.

Complementariamente a esto, al hablar del abuso, surge el mito del abusador abusado y que es un enfermo mental para atenuar la pena. ¿Será porque una enorme cantidad de este tipo de violadores usa sotana y alzacuello clergyman?

Recordemos que todo mito es fundador. Entonces se pretende fundar una política que atenúe la responsabilidad de quien delinque contra niños y niñas.

No hay ingenuidad en la tesis de la repetición compulsiva o de la enfermedad mental que practicaría el violador a través de una mimesis, es decir, de la imitación recíproca.

Así, el abusador/violador estaría convirtiéndose en el doble de quien lo victimizó;
el violador/abusador sería solo un eslabón idéntico en potencia y acto en la cadena en la cual está fatalmente inmerso,
convirtiéndolo graciosamente en tan víctima como los violados.

A él lo violaron o abusaron, entonces él hará fatalmente lo propio en una cadena sin solución de continuidad y de crecimiento geométrico.

El violador crea a una nueva víctima de modo idéntico a como fue creado él.
Habría que rastrear al que violó al violador y luego al que violó al violador del violador, hasta Adán.

También tendríamos que releer el evangelio, que el «santo» de Juan XXIII ignoró olímpicamente:

(…) quien escandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno y que fuese sumergido en el abismo del mar.

Juan XXIII, Juan «el Bueno», decretó mediante un motu proprio de 1961, que los abusos llevados a cabo por consagrados se mantuvieran dentro de la corporación eclesiástica y se tratara de sustraerlos de la ley de los hombres.
Suficiente para mí. No lo considero santo, sino otro de los tantos malandras al frente del Vaticano.

Quienes privilegian el determinismo se adhieren a la teoría de la fatalidad, mediante la cual se creará un doble, como si fuera un linaje maldito, del actual abusador/violador que pasaría a ser el clon de quien lo violó,
buscando saber qué sintió el victimario cuando lo violó; lo cual lo acercaría a la ritualización de su falta. Los griegos lo explicaron en el mito de Sísifo.

Comentarios & Opiniones

Omar Ramón Adjunta

Apreciada colega Silvia pienso que esos abusadores se hacen por multifactores,yo diría que tiene que ver mucho la formación en el hogar,también el entorno juega un papel importante lo cierto es que se debe atacar la causa y no el efecto te felicito.

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Silvia

Gracias mil Omar! Me alegro verte por aquí,siempre compartiendo esta pasión.beso enorme espero estés muy bien! Hasta luego.(abrazo).

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La Dama Azul

Estimada mujer, una fuerte declaración la que expresan las letras sobre el lienzo. Mi reconocimiento por tocar un tema tan delicado.

Un gusto su presencia en la comunidad; a vos un abrazo de paz.

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Silvia

Querida Gabriela siempre es un gusto compartir y estar aquí con poetas como tú y gracias! beso enorme y mis respetos y admiracion a tí siempre. hasta luego abrazo.

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Poeta Paquidermo

Un sabor dulce y emocionante es volver a leerte y sentir tu presencia bella poetisa y amiga Silvia! un tema muy fuerte y reflexivo hay en tu poema, el abuso es un azote a Dios y al hombre! ojala un día podamos verlo solo como un recuerdo! beso!

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Silvia

Gotzon querido amigo. Gracias!!! por esas palabras que salen de tu corazón beso enorme y abrazo! .

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Lobolejano

Un tema difícil y terrible, bien tratado y escrito. Da mucho para reflexionar. Saludos y un beso...

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Silvia

Gracias lobolejano!un beso para tí feliz día!.

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