El faro

poema de San Brendano

Al faro con el barco sobre el agua

Marino, tú, inocente y barbudo, tozudo hombre, bruñido por el atardecer sobre las olas corales y opalinas del oceano, transpasando la cuenca verdosa de un manantial fresco. Oh, tú, señora hermosa, con el morral puesto alreves, con el labio apretado y el pecho orgulloso ante la luna de Saturno, en el puesto de Gibraltar. Quién quiera que seas, capitan de redobles, los tambores han sonado, una veintena de cameratas navegan mar abierto, elevando sus antebrazos, observando el cupulo del cañon, tan elevado como un corcho ululante. La popa ha chamuscado el reloj del tiempo. ¡Lanzen sus anclas a altamar!
y luego, las coralinas y los animales peligrosos, nadando contra corriente, el cielo, y sus ramas aceitosas, el firmamento tras la suba del ponton, las nubes en el faro rojo, la luz, empecinada en cada voltaje inmenso en la ribera. Ah, el ancho camino azul, el barco despliega sus hileras blancas, cada ser puede ser medido profundamente gracias a la red que ciñen los peces, al halito menoscabo que tripula la barba espumosa del mar, a aquella lugubre del cordon Americano, rozando el liquido del joven y el corazon del profeta, llamando al discipulo hasta al igneo punto de la ventana al nuevo mundo. Para siempre, el faro iluminado...

Comentarios & Opiniones

La Dama Azul

Siempre es un gusto deleitarse con vuestro amplio trabajo.
"el barco despliega sus hileras blancas, cada ser puede ser medido profundamente gracias a la red que ciñen los peces, al halito menoscabo que tripula la barba espumosa del mar"

Saludos.

Critica: 
San Brendano

Gracias. Saludos

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