Amor utópico.

¡Me enamoré del mundo!

Estoy enamorada de la luna, del azul del cielo a las seis de la tarde,
de los árboles, de los gatos, de las semillas de café,
de los charcos que desbordan humo roto, de los lagos clandestinos, de las entrañas del bosque,
de la lluvia mezclada con lagrimitas,
de las nubes que brotan suspiros de cada esquina, de las madrugadas, de la música a las once, de las bicicletas utópicas, de la
sonrisa menguante que tiene la luna, de las lucecitas naturales, de los peces,
del azul, de los ojos verdes con sabor a mermelada,
de las arrugas, de los lunares que tiene el cielo, de los mundos con sabor a vainilla, de las hojas secas, del olor a campo y a viento,
del sabor de las ramas sin hojas, sin brisa, sin nada.

Estoy enamorada del mundo, de tu mundo, de mi mundo,
del mundo nuestro que se oculta en las pupilas del viento.
Del mismo mundo que se filtra en la gente rota, que se filtra en su lengua y en su misma soledad.
Me enamoré del mundo, del mundo me enamoré.
Del mundo de vos me enamoré.