MUERTE

Me vi muerta,
me vi entre el sueño y la somnolencia,
me vi encarnada por la sombra de la vida,
postrada en la cama
sin nadie que me trajera rosas podridas,
me supe a mierda
por las noches perdidas,
por mi se lucraron cientos de balas fragmentadas
en corazones de hadas sin alas,
magas acartonadas
que aparecieron de la nada.
Piedras de cal,
de sangre cubiertas,
Dulcineas que fueron abandonadas
y las manchas de comida en sus camisas.
Disfrute y contemple,
como la mosca de la muerte
o el gusano mordisqueando la fruta infecta
el manjar se disuelve en sus lenguas,
lenguas que ni tienen
u ojos que les sobran,
que observan la piel descompuesta
de un ente que de vida carece,
el olor putrefacto predomina entre la tierra,
seca y húmeda,
húmeda y deshecha,
desechando de ella la vitamina,
el sustrato que sustenta la huida
de los perros muertos que yacen entre la cornisa
del volcán de lava helada
y la silueta de la mar que acrecienta,
con cada ola, con cada ventanal de lágrima descompuesta.
¿No llega mi hora?
¿O ya llegó y ni me di cuenta?
¿Qué ocurre con ella?
Se toma su tiempo la muy perra.
Lo siento,
pero tiempo no tengo.