Para la mano...

¿Y hasta cuándo seguirá ocurriendo esto?
¿Hasta cuándo se extenderán tus visitas en mis sueños?
Ya lo hemos conversado, y de manera extraña me he convencido respecto de miles de pactos y acuerdos que nosotros hemos tomado… Y es qué hoy vengo a encarar tu NO cumplimiento de éstos.
Hoy vengo a restregarte la completa ausencia de compromisos en tu actuar…
¿Hasta cuándo cresta seguirás viva en mis sueños?
Más allá del goce de poder aun ver tu rostro, de aun poder ver tu cuerpo desnudo y seguir disfrutando con la belleza del espectáculo. Más allá de ello, y de mucho más que aun no me atrevo a mencionar debo decir que me haces mal, realmente mucho mal, ya cansado estaré de hablar con el reflejo de lo que queda de ti en mi.

Realmente sé que no eres la que me visita…
Realmente me gustaría pensar qué nuestras almas aun conectadas saben que deben estar unidas, y en algún ejercicio de rebeldía simplemente se escapan y comparten nuestros problemas en ésta realidad un poco más etérea, pero realidad al fin de cuentas.
Realmente me gustaría pensar que debo darme cuenta que nunca acabó lo que existió entre dos almas que quisieron soñar juntas, que decidieron soñar juntas.
Realmente me gustaría pensar que no sé lo que vendrá y que puedo soñar con verte otra mañana al despertar, y otra más, y otra más, y así otra más, y otra más… hasta morir juntos en paz.
Realmente me gustaría pensar en ello y tanto más…

Sin embargo hace ya bastante que deseche la ingenuidad. Hace ya bastante que deseche la ingenuidad y pude darme cuenta que el adulto que en mí vive se esfuerza por asesinar al niño que aun reside, adolorido, en mi.
Se ha instalado éste sujeto y se ha apoderado de mi cuerpo, de mi vida, de mis actos, tal cual quién llega al edificio ya destartalado, humeante, decrepito, sucio, abandonado y lo hace suyo sin mediar tregua ni permisos. Y lo hace suyo con el mínimo esfuerzo y en él invierte lo menos posible. No hay arreglos, no hay parches, no hay mejoras… simplemente un vil sentimiento de continuidad, algo así cómo si la función no pudiera terminar, y mi cuerpo, mi vida e incluso mi alma se ha visto involucrada, siendo parte, en una obra a la cual nunca quiso asistir, albergando al sucio público y dando cabida a los sucios actores invitados por el sucio inquilino que cada día se apodera más del que antes fuera nuestro hogar, nuestras vivencias. Congelado de temor le he visto hacer tostadas con nuestras fotografías, cada mañana desayuna nuestros recuerdos y cada tarde defeca nuestros sueños. Almuerza comida rápida y ha acumulado torres de basura en el que fue nuestro jardín, en el que fue nuestro altar…
Sin embargo hace ya bastante que deseche la ingenuidad. Hace ya bastante que deseche la ingenuidad y pude darme cuenta que el qué soy, y el qué seré no es compatible con lo que tu vida quiere desear.
Debo dejar de verte en mis sueños pues eso me hace mal. Tus constantes visitas me ponen de sobre aviso respecto de tu actual incoherencia, ¡dijiste que te ibas y te exijo te vayas!
Sin embargo más allá, en el fondo, sé soy yo quién te mantiene atada a mí.
¿Y es qué cuando se acaba el amor?
¿Cuándo realmente debe acabar lo que un día comienza con la ingenuidad del niño que cree en la eternidad y en la compañía hasta la misma eternidad?
Ya no eres tú, ya no soy yo. Es el sujeto que habita en mí que disfruta el daño que causa en mis estructuras, degusta placeres mundanos al verme dañarme ahí donde el dolor se anida.

Me visitas en mis sueños y ya eres parte del elenco constante. Te veo en lugares extraños y tus ojos piden disculpas por estar ahí, sin embargo estarías de acuerdo conmigo en la necesidad de irte, en la necesidad de irte, en la necesidad de irte, de ya no ser quién tome mi mano el día de mi muerte. Caen los imperios ¿porqué el amor debe durar para siempre?