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¿Hay acaso algo más triste que un mantel doblado en ocho?
Y es que me refiero al hecho de tomar una merienda y te encuentras que la mesa es muy grande…
Creo que los señores diputados y todo el selecto grupo de senadores en vez de subirse su miserable sueldo debieran legislar respecto de políticas básicas de convivencia en la relación de amor. Y es que debieran existir leyes que prohíban la finalización de cualquier romance. Básicamente la premisa sería evitar corazones rotos para así poder ampliar los niveles de producción nacional. No se trata, en ningún caso, de una medida populista o dictatorial, muy por el contrario solo apuntaría a asegurar la eficiencia. ¿Qué es un país sin eficiencia?

Y es que un mantel doblado deja demasiado a la vista.
Un mantel doblado en ocho es, por decirlo de alguna manera, inmoral.
Y ¿qué es de un país sumido en la inmoralidad?

Quiero aclarar de antemano que mi mesa no es gigante…
De hecho mi mesa es pequeña…
He aquí la brutalidad de lo vivido (directamente proporcional a la necesidad de legislar al respecto).
Entonces me sitúo como victima de transnacionales dedicadas a estafar a millones de solteros como yo. Soy víctima de un sistema perverso, dañino, orientado a la aniquilación de sueños… de sueños, de mis sueños, de nuestros sueños, de vuestros sueños, de sus sueños por los dueños.

No hay escapatoria y todo fue trazado para que mi mantel se doblara en ocho…
¿Hay acaso algo más triste que un mantel doblado en ocho?