Heavy Rain

Ora et labora,
decían al resignado,
que es ahora cuando llega la venida,
disculpe señora ¿tiene hora?,
la de almorzar que me han robado,
entre sus cartones no venía la comida.

Como un ave de rapiña,
es vista desde fuera,
todos agarran sus carteras,
empieza la inocencia de la niña,
a señalar, a cruzarse de acera.

Viuda,dos hijos,acepta alimentos,
cubre con cartón publicitario sus piernas,
a la gente le importa un pimiento,
porque todos tenemos tormentos,
todos tenemos grietas,
problemas internos,
una caverna para el invierno,
a ella le queda la mirada más tierna,
suplicante de reconocimiento,
como humana más,
dejar atrás su condición,
de perro hambriento.

A veces se pregunta,
si tuviera recursos,
si fuera digna,
si estuviera en el reverso,
su mirada apunta,
a su reflejo,
si mantendría indirecta pugna.

Mira con sus ojos de animal,
se humilla ante la soberbia caridad,
es el punto de inflexión de la ciudad,
algún magnánimo deja caer ruido de metal,
la calderilla que le da coartada de paz,
céntimos que alivian culpabilidad.

Mira con sus ojos pacientes,
ella no es persona,
tampoco ella ve ninguna,
sólo ve gente,
que le detona,
el instinto de ladrona.
No sabe qué duele más,
tal umbral es sufrible,
la pobreza más extrema,
o que los presuntos nobles,
la hagan invisible.

No sabe qué carga es más pesada,
si la mochila que consigo lleva,
o la lluvia que sus harapos empapan,
la lluvia más pesada,
la hostiga a ocupar cuevas,
a perder a ratos ternura por furibunda capa.

Es comprensible,
tan agudo dolor,
tener vida requiere base estable,
su lacrimoso ardor,
llama a las puertas del cajero,
su base imponible,
es el diario resquemor,
de aguantar los mandobles.

Otro día más en penuria,
otro día siendo paisaje,
mirando a todos,
pidiendo por favor,
otro día que esquivas la histeria,
con pesado equipaje,
conviviendo en el lodo,
otro día sin ver a tus hijos,
ya se distorsiona tu amor,
como ser salvaje,
mientras siguen viviendo de tus ojos.