Himnodia a Alice Kyteler

Dentro de las entrañas de la ciudad de mármol
Vuela el cuervo albino y las noches rasguñan el alba hasta hacer sangrar los árboles
El río Nore llora a una nube infiel,
Los senescales fenecen en oquedades
De un maléfico vergel.
Lady Kyteler se confunde con las alturas
Con el viento ignoto de las callejuelas
Como una hojuela
De eternidades bermejas.
Dentro de las escápulas de Kilkenny
Una cacofonía de fe
Un estallido de fuegos y condenas
de más de cuatro altares
De más de tres finados
A la vez.
En la cantera negra se cuece el manojo
De los llantos del amanecer.
Lady Kyteler
Va pisando la niebla
y sus carnes rollizas
Van cortando el aire
Con su zumo de mirra
Que hace temblar la húmeda tierra.
Sus ojos son dos luciérnagas
Apareándose
Y la brisa trae la risa de los gatos negros
Desdeñándose.
Sus haberes y sus fugas,
Sus tórridos hogares de bruma
Y todas sus doncellas
Desnudas
Le acompañan
En un rito de silencio invernal
Y entonces se desata el clímax colectivo
El lúpido carnoso de su venus ardiente
Y no sirven sus círculos
Para contener Al Protervo,
Para anidar en su útero
El aguijón
Supurante
Y sempiterno
Bendecido
Por
DIOS.

ROGERVAN RUBATTINO ©
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