La puerta

¿Sabes cuántas veces llamé a tu puerta y tú no aparecías?
Grité y golpeé, me desgarré hasta desfallecer pero eso no fue suficiente
Sé que estabas dentro pues tu luz estaba prendida y eso me duele aún más.

Hace tiempo juraba ser feliz, pero ahora no sé si estaba confundido
o sólo me estaba mintiendo, tratando de enmascarar las viejas heridas.
Los antiguos mismos terrores que desde siempre se han encargado
de forma cobarde golpear mi cabeza y pinchar mi pecho pues
aún no se deciden por estrangularme, terminar con todo de una vez.

¿En qué momento te perdí?
Es algo que no logro responderme ni siquiera cuando duermo,
y me parece extraño ya que he dormido la vida entera.

¿No te parecen raros los sueños?
Ahí podemos ser lo que nuestro caprichoso subconsciente dicta,
pero tienes que saber algo, yo solo quería ser tú todo el tiempo
Ser tú para sentarme en algún sitio entre aquel caos y escapar.

Ayer estaba delante de tu puerta pero ya no estaba tu luz prendida
Sólo quería despedirme, ver la Luna y las estrellas una última vez contigo
Te traje esta carta, la dejaré aquí en el piso cerca de las flores
Lamento no estar para ti el día de mañana, sólo me quedaré aquí un rato más.

Hoy fui encontrado a unos pasos de mi puerta, la luz permanecía apagada
Una navaja y una carta junto a las flores marchitas yacen en el suelo conmigo

Ríos de locura y resignación corren de mi cuerpo a la tierra donde pertenecen
Dijeron que estaba triste y sólo quería escapar, pero tú y yo sabemos la verdad.