Celos suicidas

Y sin embargo lo amaba;
era ella la hermosa flor
que deslumbraba a cualquiera,
mientras él se retorcía
entre las ascuas
de enfermizos celos;
horrible hoguera
que calcinaba su ser.

Ella, caminaba triste
por la senda de la vida
preguntandose por qué
aquel joven amado
apagar no podía
las llamas de su infernal rabia,
cada vez que discretamente
por encima de sus rodillas
se ubicaba su falda;
tan dolorosas heridas
aquellos celos le causaban.

Y sin embargo lo amaba
cuando en reclamos la insultaba,
cuando con ojos de fuego
y corazón de demonio
iracundo y cruel le cuestionaba;
ella lloraba, él se consumía por dentro
entre temores infundados;
maldita paranoia.

Y así lo siguió amando,
hasta aquel aciago día,
cuando él soportar más
no pudo
el escozor de sus celos,
y se arrojó resignado
al oscuro abismo
donde muere todo anhélo;
ante las burlas de demonios.

Y sin embargo lo amaba,
hasta aquel aciago día
cuando pidió aquel joven
a la ávida muerte
acabar con su tortura;
un siniestro collar su cuello lucía,
mientras ella aún lo amaba.