Su despedida

No me menciones más su despedida,
amargo es el sufrimiento, sabor acre,
siento el alma dispararse cual estampida,
estallido de melancolía que se parte.

No permitas que le piense, te lo ruego,
su adiós presa de la razón, es mi muerte
no espero con interés, me he vuelto inerte
ya nada importa más, no habrá más rezo.

Llueve llanto y en nuestra despedida,
un desaprovechado beso se retracta,
se esconde en la risa de la herida

se esconde en el fondo de mis ansias
y mi corazón fracturado desfallece,
y mi alma angustiada se desgasta

Adela Castillo