Yo no elegí ser poeta

Yo no he decidido ser poeta,
me lo dio la vida,
así como da un padre un regalo a su hijo.

Yo no lo elegí,
no concebí en mis neuronas vacilantes
empadronarme en la lista de sus nombres,
no busqué ser su hijo ni su amante,
tan sólo entré en sus atrios un día
y entonces me invitaron a quedarme.

Pero no fui yo,
no fui yo que con sus manos trémulas
sembró en los renglones tantas palabras
como pudo dictármelas las Musas;
no fui yo quien apartándose en un momento de la tierra
se elevó extasiado en manos de la Inspiración
para cantarle a la vida y la muerte,
al Universo, a las migas de la existencia,
al amor, a la indiferencia.

Yo no elegí ser poeta,
no votaron por mi los dioses,
ni me la otorgó la ira de un hechizo.
Tan sólo fue la vida,
la existencia que sumida en sus vaivenes
atascó mis pies un día en un papel en blanco
donde puse, plácido, mis lágrimas y alegrías.

Yo no elegí ser poeta,
tampoco es un capricho atribuido al orden cósmico,
ni me lo vino a decir una estrella.

Tan sólo vino la vida un día
cargando plumas, papeles y letras,
las puso a adornar mi casa,
mi alma, mi corazón, mi cabeza
y entonces desde aquel día
vivir significa POEMA.