La funda y la espada

En lo más alto del monte,
se enfunda la espada placentera,
y por provocar embestidas severas,
hirió la piel de mi Galera.

Y más profunda es la llaga,
y más dolor causa a la postrera,
y en el campo es una batalla,
pero en la cama no es una cualquiera.

Metí los dedos en la herida,
y los ojos llorasen por mi cera,
los labios también llorasen,
pero con otro nombre se presentan.

La espada encallada en la funda,
y callada la correa en su espalda,
¡desenfunda rápido Caronte!
Y de repente se hizo silencio
en el monte.

Era una batalla contra la vida,
y un rezo a la muerte,
nadie sobrevive a la orgía,
mientras brama el feroz rinoceronte.

En duelo se bate el hielo y el fuego,
más en este orden querida mía,
porque tu corazón es frío
si lo quiero, pero con mi fuego
atravieso el horizonte.

Como el Quijote asombrado
por los molinos; mi lanza a punto
de perdida, llora la espada mal herida,
porque el final acaba por coyote.

Y tan rápido el placer
se nos ha dado, y tan rápido
la furia se ha extinguido,
la espada ya no tiene filo,
y la funda reposa su derrota.