Los paraísos perdidos

poema de Quiplato

Ayer te volví a ver;
bella mujer que fuiste
Marcela, Dulcinea
y el sol de mis poemas.

Ayer te volví a ver;
y te vi muy feliz;
reías enamorada,
reías acompañada,
de gracia desbordada.

Al poder verte así,
me supe yo también feliz,
pues finalmente entendí,
que ya fuiste para mí.

Fuiste un diálogo,
fuiste un abrazo,
fuiste una risa,
fuiste una carta,
fuiste una foto.

Fuiste y eres...
Pues lo único que tenemos,
lo que realmente poseemos,
son los paraísos perdidos;
y no lo digo yo,
lo dice aquel anciano
al cual tanto venero.

La flor que se marchita
y el árbol que se deshoja
guardan también su belleza,
pues esconden en su seno
el vivo y lejano recuerdo
de dorados tiempos.

¡Sí...!, ya fuiste para mí;
y por eso soy feliz;
porque habiendo sido, eres.