Tiempo enemigo o aliado del amor

Con el tiempo caminamos por senderos oscuros y solitarios de los cuales de repente nos encontramos rodeados de flores que deslumbran con luz propia cada una con esencia, aroma y forma diferente lo cual las hace únicas,de pronto de tanto andar y probar con cada flor cercana,nos fijamos en una pequeña rosa hermosa; tan roja como la sangre que corre por nuestras venas; con pequeñas espinas sobresaliendo de su tallo, opacada por las demás y lejos del sendero difícil de acceder , nos encaprichamos tanto con esa rosa que desaparecemos al resto de flores por tan solo admirar esa rosa cautivadora a la cual una vez logramos acceder damos todo por regarla a diario tanto que de lo pequeña que la conocimos se transforma en una gran rosa tan hermosa que nos desvelamos con ella pensando en cómo sería una vida contemplando tal creación perfecta y divina, deseando tener mucho tiempo para disfrutar con ella lastimosamente como crecieron sus pétalos también sus espinas causando en nosotros una gran herida no mortal pero si profunda por el tiempo invertido con aquella rosa, para cuando nos alejamos por el dolor intenso y tristeza que nos inunda nos damos cuenta que su intención era llegar al corazón con aquella grande y delgada espina para así poder obtener ese rojo intenso cual pintor inmerso usa en su más grande obra dando pinceladas rojas de la sangre derramada por las guerras, por el dolor y amor que uno siente al momento de la batalla de pronto el sendero vuelve a quedar a oscuras en un silencio absurdo donde la esperanza, amor y fe es engullida por la soledad que nos arrastra nuevamente a ese sendero que parece no tener fin;caminamos de nuevo a ciegas y a lo lejos podemos observar otra vez esas luces pero esta vez como estrellas que titilan en el oscuro firmamento de la noche dándonos a entender que cuando lleguemos a ellas pasara bastante tiempo pues tendremos que alejarnos de aquella rosa tan maliciosa y curarnos en el camino pues el tiempo cicatriza heridas por mas profundas que estas sean, hasta que encontremos otra flor que nos sane y cure nuestras heridas con amor y delicadeza.