BESOS FUGASES

Dios mío, estoy percibiendo tu aroma, estoy briago del olvido y no me importa mirar al cielo oscuro cubierto de lluvias como las noches trágicas que marcaron mi destino para siempre; lluvias de luna oculta plagadas de olvido y pasión, hundidas en la miseria de amor fugaz que me consume.

Recorro mi vista hacia las llanuras del recuerdo mientras y mi pensamiento se transporta a lo profundo del océano azul de luto, solitario entre el pensamiento que me agobia y el desdén que no me oprime

Quiero pensar que me estás oyendo, quiero pensar que mi recuerdo no suple al que te acaricia, al que te dice “te amo”, al que adora tu ojos claros, al que piensa que ya te arrancó de mi vida, al que cierra tus labios con los suyos.

La presencia de otro en tus brazos me atormenta, me arranca como lágrima que reprime lo irremediable; mi sosiego de paz es verte, aunque en mi pensamiento concibo como mío lo imposible, besando el regreso ansiado de aquel día que no ocurrirá.

Yo, yo te adoro, aún aunque sé que ya no eres mía, pero me resisto a admitirlo, imposible parece volverte a acariciar; quizá nunca regreses. Oh, Dios mío, nuevamente regreso a ese infinito donde mis senderos se alargan como la agonía del enamorado que desfallece al adiós para siempre.

Las notas de esa melodía me están arrancando el alma, melodía con la que me hace pensar en ti. Me estoy consumiendo tan lento, tan triste como cuando tus besos fugases desaparecieron para siempre.