Una pareja de gansos

Una pareja de gansos en plena ceremonia del triunfo
anidando en tu espalda
y sin embargo preferiste inferir que fueron mis dedos,
que soy tan poca cosa
como para tener articulaciones, sangre y huesos.

Cómo explicas, tú que todo lo racionalizas,
que sólo en tu mirada llegué a reflejarme con plenitud,
que el mundo me mate de hastío
cuando estoy lejos de tu risa
y que todavía, después de tanto tiempo,
te sueñe con tan primitivo deseo de tenacidad.

Supongo que nada te sorprende,
que la vida se sigue suscribiendo a tu buena fe,
que entre el cielo raso de la cotidianidad
no hay tiempo para alguien delirante como yo,
sujetado del papagayo multicolor
que ha sido tu recuerdo.

En esta carrera de perdedores y ganadores,
de éxitos y fracasos,
todos agonizamos a orillas de la meta,
aun cuando algunos se crean triunfadores
y se paseen con sus perros de cartera y sus barbas recién hechas
entre los cadáveres de la civilización,
todos morimos un poco,
cuando no somos capaces de comernos con la vista
entre las constelaciones que somos.

Llegará la hora de andar descalzos,
de sentir la arena entre los dedos,
de escuchar "Fanky"
y de no tener más dudas,
romper el violín y acabar con la poesía cursilona
para ir tras la chica de la daga escondida en el corsé,
y de una vez por todas,
abandonar la perogrullada literaria de tu retirada.

Una pareja de gansos en plena ceremonia del triunfo
anidando en tu espalda
y sin embargo preferiste inferir que fueron mis dedos,
que soy tan poca cosa
como para tener articulaciones, sangre y huesos.