Óleo de una despedida

Cuantas manos cargando ofrendas florales,
para la atracción de los muertos,
y yo voy de paso muy lento
con un ramo de rosas de injerto,
despiadado de victorias
y en el lecho de la historia.

Caminatas de Santos entierros y
lecturas de epitafios,
llantos con gotas saladas
secadas con hojas arrugadas.

Son comunes los encuentros de ansiedad
entre los deseos inciertos,
son alígeros mis huesos
cuando viene la impiedad.

Y entre tanta maldad, me preparo
para la transición,
que arreglen las exequias
en mi conmemoración.

Marlon Argüello Vargas
01.02.19